¿Has escuchado hablar alguna vez sobre los hilos tensores? ¿Te gustaría rejuvenecer el rostro, reafirmar el cuello y elevar tus cejas?
El paso del tiempo es inclemente con nuestro cuerpo. A partir de los treinta años, el envejecimiento empieza a afectar al organismo: la producción de colágeno y elastina disminuyen, la piel se vuelve más fina y opaca, aparecen arrugas a causa de la pérdida de grasa subcutánea… en resumen, se produce un envejecimiento facial y corporal.
Se puede retrasar el envejecimiento a través del cuidado diario de la piel, limpiándola y manteniéndola hidratada, pero los cosméticos no hacen milagros. Para rejuvenecer el rostro una vez ha sido afectado por el paso de los años debemos recurrir a la medicina estética, ya sea con procedimientos quirúrgicos o no quirúrgicos. Estos últimos son los que más fama y demanda están teniendo en la actualidad, pues generan muy buenos resultados sin tener que someter nuestra piel al trauma que supone una cirugía.
Lo último en efecto lifting son los hilos tensores, también conocidos como hilos mágicos, un tratamiento que devuelve la firmeza a tu rostro en una sola sesión sin necesidad de pasar por quirófano.